3 kilómetro separan Colliure de Port Vendres. La última parada de esta mini ruta por el Sur de Francia.
Port Vendres es una villa turística situada en la Costa Bermeja. Ubicada en la región histórica del Rosellón, Port Vendres es uno de los pocos puertos de aguas profundas en esta parte de la costa francesa del Mediterráneo.
Aquí, los barcos de carga, los cruceros y las embarcaciones pesqueras, grandes y pequeñas, llegan y parten, llevando consigo la esencia de la vida marítima. Port Vendres ofrece una experiencia auténtica para los visitantes. ¡Descubre sus encantos y sumérgete en su historia y cultura!
Historia de Port Vendres: un paseo en el tiempo
Antes de adentrarnos en los lugares emblemáticos, vamos a llevarte por un breve viaje a través de la historia de Port Vendres.
Con sus raíces que se remontan a la antigüedad romana, ha evolucionado a lo largo de los siglos para convertirse en un puerto crucial en la costa mediterránea. Durante la Edad Media y el Renacimiento, la ciudad experimentó un crecimiento constante, destacado por la construcción de la Iglesia de Notre-Dame de Bonne Nouvelle en el siglo XVII.
En los siglos XVIII y XIX, el auge del comercio marítimo y la pesca consolidaron la posición de Port Vendres como un puerto vital. Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad desempeñó un papel destacado.
Hoy en día, Port Vendres conserva su encanto histórico y se ha convertido en un atractivo turístico que fusiona su rica herencia con la belleza natural de la región. Sus monumentos son testigos silenciosos de su historia, invitando a los visitantes a explorar y comprender la esencia de la ciudad.
Qué ver en Port Vendres: lugares emblemáticos
El puerto de Port Vendres
Es un lugar encantador que combina la belleza marítima con una oferta gastronómica vibrante. Aquí tienes algunas razones por las que este puerto es un destino atractivo:
Imagina caminar por el muelle, con el suave balanceo de los barcos atracados a tu lado. El aroma salado del mar y el sonido de las olas crean una atmósfera relajante. Puedes observar las embarcaciones de pesca, los veleros y los yates mientras exploras el puerto.
El puerto está rodeado de encantadores restaurantes y cafeterías. Desde pequeñas tabernas hasta elegantes restaurantes frente al mar, hay opciones para todos los gustos. Disfruta de una comida fresca de mariscos, una copa de vino local o un café mientras contemplas las vistas al agua.
También ofrece vistas panorámicas del Mediterráneo y las montañas circundantes. Puedes sentarte en una terraza y admirar el paisaje mientras saboreas tu comida. La combinación de mar, montaña y arquitectura portuaria crea un ambiente único.
Estela de los aviadores polacos
Monumento que rinde homenaje a los aviadores polacos que embarcaban aquí para unirse a la Royal Air Force, durante la Segunda Guerra Mundial. Este testimonio conmemora la valentía y sacrificio de aquellos que, lejos de su tierra natal, jugaron un papel determinante en la batalla aérea 1940 – 1941 contra las fuerzas alemanas.
La estela, ubicada estratégicamente en la ciudad, no solo es un recordatorio tangible de la historia compartida entre Polonia y Port Vendres, sino también un símbolo perdurable de la conexión humana que trasciende fronteras en momentos cruciales de la historia.
El obelisco de Port Vendres
Este monumento, quizás el más importante para visitar en la ciudad, se alza en honor al rey Luis XVI. Su construcción fue autorizada por el propio monarca y se encuentra en el sitio que lleva su nombre. Aunque su forma es típica de un obelisco, lo que lo hace especial son los cuatro paneles en su base que representan valores importantes y la historia de la región.
La Fête de Mailly, celebrada en septiembre, recrea la colocación de la primera piedra de este monumento. Desde su posición, ofrece vistas panorámicas del puerto.
Monumento a los muertos
El Monumento a los Muertos de Port Vendres es una escultura de piedra ubicada en la Place de l’Obélisque. Esta obra fue creada por el artista Aristide Maillol y encargada en 1919, siendo inaugurada en 1923. Su diseño representa a una mujer reclinada sosteniendo ramas de olivo en su mano derecha. La escultura es un memorial de guerra y fue clasificada como monumento histórico en 1994. En el Jardín des Tuileries de París, se encuentra una copia de bronce.
El modelo para esta escultura fue Dina Vierny. Además, una placa conmemorativa está dedicada al militar y criptoanalista francés Étienne Bazeries, reconocido por haber roto los códigos alemanes durante la Primera Guerra Mundial. Este monumento forma parte de una colección de estatuas de Maillol expuestas al aire libre.
Iglesia de Notre-Dame de Bonne Nouvelle
La Iglesia de Notre-Dame de Bonne Nouvelle es una imponente estructura de estilo neogótico del siglo XIX. Fue completada en 1888.
La iglesia es un curioso amalgama de dos estilos diferentes. Su exterior presenta elementos romano-bizantinos, mientras que la nave es muy alta y de estilo neogótico. En el interior, los vitrales de las capillas laterales y la tribuna fueron renovados en 1963 y representan las 14 estaciones del Vía Crucis. Estos vitrales son obra del maestro vidriero Maurice Lerner.
En la primera capilla, a la izquierda del coro, se encuentra una estatua en madera del siglo XV de la Virgen con el Niño. Esta figura representa a la Patrona de la Parroquia, llamada “Notre Dame de Bonne Nouvelle”.
La iglesia está abierta solo durante la misa dominical a las 11:00 a.m. y durante las Jornadas del Patrimonio.
Dónde comer en Port Vendres
Para tomar algo o comer te recomendamos el Le Quai Bar & Restaurant. Es un lugar encantador ubicado directamente en el muelle. Ofrece tapas, menús de cocina mediterránea, una gran variedad de postres, vinos y cervezas, entre otras muchas cosas.
Paremos a merendar y comimos creps de chocolate y de nutella, y unas cervezas. Los creps estaban muy buenos. El personal es amable y el precio correcto. Todo nos costó 16€. La verdad que es un lugar muy acogedor y la ubicación frente al puerto es fantástica. ¡Esperamos que disfrutes de tu visita!
Área de autocaravanas en Port Vendres
Se encuentra en Chemin des Tamarins, a unos 15 minutos caminando del centro. Hay una zona con árboles, que dan sombra, y otra sin árboles. El suelo es de arena y se levanta mucho polvo. Tiene servicios de agua y desagüe, y muy cerca hay un supermercado. Nos sorprendió que, a pesar de estar fuera de temporada, se encontraba llena.
El precio es de 8€ en temporada baja y de 12€ en temporada alta, quizá un poco caro para lo que ofrece. Sobre las 8 de la mañana pasan los gendarmes a cobrar, fuera de ese horario si solo vas para un rato o te marchas antes de la hora, no pagas.
En resumen, Port Vendres es un tesoro escondido en la costa mediterránea de Francia. Su encanto reside en su puerto pintoresco y sus restaurantes acogedores. Los colores del mar, los aromas de la cocina local y la amabilidad de los lugareños te envuelven en una sensación de tranquilidad. Además, el área de autocaravanas nos parece una buena opción para parar a pernoctar cuando vayamos de ruta.
En tu próxima visita a la región de Occitania, no te pierdas la oportunidad de descubrir Port-Vendres. Es un lugar donde el tiempo se desacelera y los momentos simples se convierten en recuerdos. ¡Bon voyage!
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